Pequeños placeres...

Dicen que son las pequeñas cosas, los pequeños detalles los que nos dan la felicidad, y qué cierto es! Estos días en casa, en España, me están dando la vida. La ilusión con la que me esperan mis padres en la estación, una cena de bienvenida por todo lo alto, los abrazos de mis hermanos, ver a mis abuelos, por fin estar con mi hermana...; y mi sobrina... ¡Ay Carlota!... ¡bendito Skype que de vez en cuando me ha ido adelantando lo que me iba a encontrar! Qué mayor, cómo corre, ¡no para! y eso que se mete cada coscorrón..., ¡qué valiente es! Y cómo se ríe, mira que no es porque sea mi sobrina pero... ¡no creo que haya muchas niñas más simpáticas que ella! Y qué guapa es... Bueno vale, paro ya, que ni que fuera yo su tía :)!
Cena con mis amigas, días enteros con mi novio que ojalá nunca acabasen, el sofá de casa, las comidas de mamá... si yo no necesito más...! Sí, esas pequeñas cosas son las que hacen que, por mucho que me vaya a París o a donde me quiera llevar la vida, no hay nada como sentirte en casa, protegida, con los míos.
Y buscando esos pequeños placeres, hay uno en París que no puede ser mejor: una comida a orillas del Sena. Detrás de la fuente de Saint Michel hay muchos sitios donde comprar un panini, un sandwich o algo para llevar.

Ce.